Madrid 1953- Ibiza 2001
Muñoz está considerado un referente en la renovación de la escultura contemporánea. Los dieciséis años que median desde 1984, fecha de su primera exposición individual, hasta 2001 en que realiza su última obra, le permiten crear un corpus artístico de una excepcional narratividad, con el que logra crear un espacio psicológico que implica al espectador y le obliga a reconstruirlo. Su concepción estética se basa en la creación de contenidos radicales con formas tradicionales como sus suelos ópticos de reminiscencias barrocas que enmarcan y escenifican al personaje que los transita para hacerlo actuar.
Muñoz forma parte de la primera generación de artistas que reintroducen la figuración en la escena artística y posee además una extraordinaria habilidad para urdir narraciones en atmósferas cargadas de teatralidad. En su obra existe una gran tensión entre los espacios irreales y los tangibles, con referencias al mundo de la magia, la ilusión y el misterio. Sus figuras, entre las que se encuentran acróbatas, enanos, bailarinas y personajes orientales, poseen una presencia física extraordinaria. El silencio, la soledad y la incomunicación adquieren un especial protagonismo en su creación artística, como en su serie emblemática ‘Escenas de conversación’, donde interaccionan entre sí diversas figuras humanas con rostros inexpresivos y bases esféricas.
Tras recibir en 2000 el Premio Nacional de Artes Plásticas, Muñoz fue el primer artista español en exhibir su obra en la Sala de las Turbinas de la Tate Modern de Londres con su obra Double Bind(Doble vínculo), 2001, su última creación, además de estar considerada su obra cumbre, con la que profundiza en la idea de que "la obra es tanto la solución como su búsqueda". Muñoz fallece en la cima de su carrera a los 48 años, poco antes de inaugurarse su retrospectiva en el Hirshhorn Museum de Washington.