Ignacio Pinazo recoge en su biografía todas las penalidades de un muchacho atraído por la pintura que vive en el seno de una familia humilde. Nació en Valencia en 1849 y tuvo que ganarse la vida desde muy joven, haciendo de platero, decorador de azulejos, sombrerero o pintor de abanicos. Inicia su aprendizaje artístico en serio a los 21 años, obteniendo su primer éxito tres años más tarde en Barcelona. En 1874 obtiene una pensión para trasladarse a Roma, a cargo de la Diputación valenciana. Al regresar a su ciudad natal, abandona la temática histórica imperante en la época para dedicarse a realizar escenas familiares - Lección de memoria -, figuras desnudas o recoger momentos de la vida popular, anticipándose así a Sorolla tanto en la temática como en el estilo, con una pincelada suelta y alegre, empleando tonos oscuros inspirados en Ribera y Ribalta. Sus obras le situaron entre los mejores artistas de finales del siglo XIX. Falleció en Godella en 1916.
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