El pintor italiano Antonio Mancini nació en 1852 y murió en 1930. Hijo de un sastre, nació con un don especial para el dibujo, y fue admitido en la Academia de Bellas Artes de Nápoles a los doce años.
Su obra revela tres constantes; un interés casi exclusivo por el retrato, vulnerabilidad y una preferencia por una configuración un poco extraña al colocar objetos que frustran una interpretación.
Mancini vendió obra, ganó premios y recibió muchos encargos. Expuso en la Salón de París de 1872 y visitó esa ciudad dos veces en la década de 1870. Conoció a Degas y a Manet. Era tímido e introvertido, el bienestar económico y la nostalgia lo llevó a una crisis nerviosa en 1880 y estuvo internado en un hospital psiquiátrico en Nápoles, durante cuatro meses. Durante su ingreso pinta compulsivamente, sobre todo autorretratos. Su esquizofrenia se manifiesta y más adelante tiene que volver a ser ingresado, esta vez durante cuatro años. Vuelve a París y tambien viaja a Londres
Hasta despues de la Primera Guerra Mundial vivió con frecuencia, casi en la miseria. Un cliente dijo que lo visitó en Roma en el invierno de 1893, a donde se había trasladado una década antes y se horrorizó al encontrarlo en un estudio frío, casi vacío, iba vestido con una camisa de franela sin botones y llevaba puestos seis pares de pantalones sostenidos con una cuerda, varios chalecos y un abrigo grasiento. Despues de vivir en Roma durante 20 años, se trasladó a Frascati, donde vivió hasta 1918. Despues de la guerra se estabilizó y consiguió serenidad en su obra. Murió en Roma en 1930.