Tenía solo 24 años cuando Nicolás de Lekuona (Ordicia, Guipúzcoa, 1913 - Frúniz, Vizcaya, 1937) murió víctima de un bombardeo durante la Guerra Civil mientras trabajaba de camillero. Pese a su juventud, le dio tiempo a realizar una obra que el paso de los años ha hecho que se le reconociera como uno de los más brillantes vanguardistas de los años treinta, en la estela de Man Ray, Rodchenko, Picabia. Amigo del escultor Jorge Oteiza y del arquitecto José Manuel Aizpurua, dejó montones de óleos, dibujos, collages y, sobre todo, sus entonces revolucionarios fotomontajes, nacidos de su pasión por la fotografía y el cine.
La obra de Nicolás de Lekuona forma parte de las colecciones permanentes de numerosos museos y el Artium de Vitoria o el Reina Sofía le dedicaron exposiciones antológicas.
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