Benjamín Palencia, Hernando Viñes y Rafael Alberti, hacia 1927
Hernando Viñes nace en París el 20 de mayo de 1904. Su padre era ingeniero y su madre era hija del ex-presidente de la República de Honduras.
Su tío, el gran pianista Ricardo Viñes - que creó gran parte de las obras mayores de la primera mitad del siglo- lo introdujo de forma natural en el círculo de los artistas más famosos de su tiempo.
Después de la guerra de 1914 -18, durante la cual estuvo en Madrid, volvió a París y se citó con Pablo Picasso (amigo de Viñes), el cual después de ver sus primeros dibujos, le aconsejó seguir en esa misma vía y perfeccionar los conocimientos adquiridos durante su época de autodidacta. Viñes siguió los consejos de Picasso, primero en la Academia de Arte Sacro con Maurice Denis y Georges Desvallieres y luego en 1922 con André Lhote y Gino Severini.
Al año siguiente participó como decorador en la creación mundial de "El Retablo de Maese Pedro" de Manuel de Falla y expuso por primera vez en el Salón de Otoño. En aquel mismo año 1923 - gracias a su amigo, el pintor Manuel Ángeles Ortiz- entró en el círculo de los jóvenes artistas españoles que vivían en París: Francisco Bores, Luis Buñuel, Joaquín Peinado, Francisco Gacía Lorca (hermano del poeta), Pancho Cossío, Rafael Alberti, Ismael de la Serna, etc... La mayoría se convertirían en amigos de "toda la vida".
A los 20 años decidió dedicarse al oficio. Obtuvo inmediatamente el apoyo de dos críticos importantes: Tériade y Christian Zervos, director de los famosos "Cahiers d'Art"; a partir de aquel momento expuso de forma regular en las galerías Percier y Max Berger.
En 1931, se casó con la hija de Francis Jourdain, decorador, pintor y hombre de letras.
Después de la guerra civil española, en la cual se comprometió políticamente con el bando republicano, y unos días antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, nació su hija Nina, el 14 de septiembre de 1939.
Entonces empezó para el pintor una época muy dura en la que a pesar de numerosas exposiciones (colectivas e individuales) no consiguió la notoriedad que sus brillantes comienzos prometían. Tuvo que esperar al año 1965 y la inmensa retrospectiva del Museo de Arte Moderno de Madrid para ser reconocido, por fin, como uno de los pintores más brillantes de su generación. A partir de aquel momento, las exposiciones se sucedieron de manera acelerada, en las Galerías Théo, de Madrid y Valencia (con las que había firmado un contrato), en la Sala Dalmau de Barcelona, en la Galería Ruiz de Santander, etc.
Desde principios de los años 80, además de las galerías españolas citadas que seguirían exponiendo sus obras regularmente, la Casa de España en París, el Museo de Bellas Artes de Santander y el Museo Bonnat de Bayonne organizaron retrospectivas importantes. En 1988, recibe de la mano del rey D. Juan Carlos I, la medalla de oro de Las Artes y las Letras.
Paralelamente, en el extranjero, dentro del marco de numerosas exposiciones colectivas (Alemania, Dinamarca, América, Checoslovaquia, Inglaterra y Japón) reconocen su mayor notoriedad, confirmada cada día. Alejado de escuelas, alejado de cualquier atisbo de jactancia, la obra de Viñes siguió su camino en Francia, y museos de todo el mundo empezaron a adquirir sus obras: el Museo de Arte Moderno y el Reina Sofía en España, el centro Georges Pompidou, el Museo de Albi, el de Castres y de Saint- Ouen en Francia, el Museo de Tel- Aviv en Israel, el Museo de Buenos Aires y el de Praga.
"Hernando Viñes falleció en 1993 y se ha revelado como uno de los pintores que han marcado la Escuela de París.
Habiendo abordado todos los temas centrales de la pintura, Viñes recorrió todo el campo de la pintura moderna. Vio el final del cubismo analítico y sintético, después se dedicó a los gozos del surrealismo pictórico, sin despreciar el fauvismo que le sirvió como experiencia personal, por fin se decidió por la vía del cromatismo, la cual practicó temporalmente. Fue pintor sin concesiones, de una gran honradez pictórica y perfectamente auténtico"
http://www.hernandovines.com/vida.html