José Manuel Vidal Souto (Ourense, 1948)
Su pintura tiene, originariamente, una profunda relación con la sencillez y la ruralidad, una intencionada búsqueda de la esencialidad de la tierra fértil y nutricia de nuestras aldeas, desde los ojos de alguien ansioso de aprender, dispuesto a dejar a un lado los convencionalismos de urbanita y a concentrar su gran fuerza física en la delicadeza expresiva de los pinceles. Los sucesivos descubrimientos que, en ese terreno, ha ido haciendo con su arte, pueden seguirse, desde luego, recorriendo la geografía de sus productivas soledades en los diferentes lugares en que se fue asentando, siempre provisionalmente hasta que logró encontrar relativa tranquilidad en una aldea próxima a Leiro.
Tojos y retamas, piornos y acacias, con sus floraciones verdes y amarillas intensas, junto a sombreros de paja campesinos, iban inundando de color las telas. Como objeto único de atención, en un estilo entre impresionista y expresionista, con una factura pictórica densa que acentuaba fuertemente el lado escultórico con que se le imponía aquella realidad absorbente. Por entonces, le quedaba tiempo y energía suficientes como para desarrollar ensayos con el volumen, que le permitía la labra de diversas rocas que poblaban el patio de aquella casa.
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