Qi nació en una familia con pocos recursos de Xiangtan, en la provincia de Hunan, y vivió con sus padres y abuelos, así como con sus ocho hermanos y hermanas menores. Debido a una enfermedad, sólo pudo asistir a la escuela durante menos de un año. Muchas familias pobres de la época ponían a sus hijos a trabajar en la granja con ellos, pero Baishi era demasiado débil para hacer tales esfuerzos. Por ello, a los 14 años, se convirtió en carpintero.
Más tarde, se toparía con el libro ‘Dibujando en el jardín de las semillas de mostaza’, conocido también como ‘Jieziyuan Huapu’, un manual de pintura china compliado a principios de la dinastía Qing. Este libro despertó el interés de Qi por la pintura y el arte. Mäs tarde, lo aprendería de forma autodidacta.
Cuando Qi rondaba los 20 años, comenzaron a ser necesarios muchos artistas para pintar retratos de familia. Comenzó a trabajar en ello como pintor profesional. Así, comenzó a aprender de otros pintores y a leer sobre pintura.
Entre 1902 y 1909, invitado por unos amigos, viajó por toda China, visitando lugares famosos, conociendo a gente de diferentes orígenes sociales y contemplando con sus propios ojos las obras de grandes artistas. Esta experiencia amplió sus horizontes considerablemente.
Tras sus viajes, Baishi construyó una casa y se estableció en Beijing. Comenzó a escribir poesía y a pintar las montañas que había visto. Estas pinturas conformaron una serie de cincuenta paisajes llamada ‘Jie Shan Tu Juan’.
Fue tras cumplir los 50 años cuando Baishi comenzó a ser visto como un pintor maduro. Las líneas en sus obras se volvieron afiladas y los temas pasaron de los animales a las plantas.
En sus últimos años, continuó con sus “innovaciones tardías”, en las que presenta ratones, gambas o pájaros. En 1953 fue elegido presidente de la Asociación de Pintores Chinos.
El 16 de septiembre de 1957, Qi murió en Beijing a los 96 años.