En las primeras décadas del siglo XX existía un argumento entre pintores, de excluir a la mujer en todo lo relacionado con el arte en general pero principalmente lo tocante con el arte moderno, por lo tanto, en artículos y trabajos sobre arte, no se mencionaba a la mujer, actitud que se relacionaba con algunas explicaciones y especificaciones de los principios y orígenes en la abstracción en la pintura.
Perle Fine
Las artistas que pintaban abstracto se encontraban con el problema de trabajar en un lenguaje que rechazaba lo femenino, lo cual las llevaba a grandes problemas para crear su arte, poderse desenvolver a su agrado y en muchos casos optaban por una retirada a las artes aplicadas, lo que ocasiona que su aportación fuese minusvalorada.
Natalia Goncharova
“Es tan bueno que nunca sabrías que lo ha pintado una mujer” o "que bueno, esta nujer parece que tiene mano de hombre"- son expresiones que todavía podemos oir hoy
’Lucy’ Mary Abbott
Como muchas otras cosas, el arte ha sido cosa de hombres para la historia oficial. Como muestra de ello, suele ubicarse el inicio de la abstracción moderna a principios de la segunda década del siglo XX, ligada a nombres masculinos como Kandinsky, Mondrian o Malévich. Cuando lo cierto es que 50 años antes Georgiana Houghton, británica nacida en Las Palmas de Gran Canaria, ya realizaba sus chocantes dibujos compuestos por trazos de colores a lápiz y acuarela. Quizá porque era la única coartada posible entonces para una forma de expresión tan radical, ella aseguraba haberlos realizado durante un trance místico, guiada por los espíritus del Más Allá con los que solía contactar.
Lo mismo ocurriò con la sueca Hilma Af Klint, autora a principios del XX de unos dibujos y pinturas de abstracción geométrica avant la lettre a las que ella vinculaba con un discurso esotérico y teosófico.