María Roësset Mosquera (1882-1921) es la primera gran conocida de la saga de las Roësset, pues era tía de la pintora Marisa Roësset Velasco, de la escultora Marga Gil Roësset. Nacida en el seno de una familia burguesa, se formó con el pintor Eduardo Chicharro. Comenzó su actividad artística copiando obras del Museo del Prado. Más tarde realizó escenas de género y retratos, en los que predomina el color sobre el dibujo debido a la influencia de Cecilio Pla y Joaquín Sorolla.
representarse en el acto de pintar ni con los instrumentos propios de una actividad que, profesionalizada, podía comprometer su estatus social.El estilo de María Roësset evoluciona a lo largo de sus escasos años de producción: desde artistas como Wisthler, Sargent, Sorolla, Vázquez Díaz o Paula Modersonh-Becker; a movimientos como el simbolismo, el costumbrismo o el expresionismo.
Su pintura tuvo como objeto central a las mujeres de su familia, a las que a menudo hizo posar como modelos para sus composiciones, para subrayar su carácter oriental, a veces cosía cuentas y adornos. Dicho discurso pictórico no implica que María pintase únicamente por afición o exclusivamente retratos sino que plasmaba su propio universo femenino compuesto por sí misma y sus familiares más directas.
La pintora Solía firmar sus cuadros como MaRo, pintaba sin voluntad de profesionalización, afirmación muy fácil de hacer en relación a las mujeres creadoras y parte de la descripción romántica y plagada de silencios que nos han llegado de esta pintora. Esta descripción no casa con la rotundidad de sus imágenes, en especial de sus autorretratos, si los analizamos en relación a las muy particulares coordenadas de este género, clave para el examen de la autoría artística.
Su Autorretrato de cuerpo entero del 1912, donado por su hija al Museo del Prado en 1985 y hoy ubicado, aunque no expuesto, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía,es seguramente su obra maestra. En él, la autora se pinta como una mujer singular, cuyo rostro posee una gran fuerza expresiva, acentuada por su mirada analítica, profunda y delicada.
De su producción también destacan, por su particularidad y la controversia que en la época causaban este tipo de obras realizadas por mujeres artistas, los desnudos de jóvenes y adolescentes. Pinta en varias ocasiones a su hija Eugenia, es el caso de Desnudo de niña con brazos cruzados conservado en el Museo de Bellas Artes de la Coruña, y a su sobrina Marisa Roësset (que tiempo después seguirá sus pasos como pintora y que está presente en las exposiciones de "Pintoras de España)
Una actitud desafiante frente a los convencionalismos sociales de la época en sus respectivos campos. Así, desde la propia MaRo hasta su sobrina Marisa, «el apellido Roësset encarna en España la lucha de género, con sus avances y retrocesos».
Su Autorretrato de cuerpo entero del 1912, donado por su hija al Museo del Prado en 1985 y hoy ubicado, aunque no expuesto, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía,es seguramente su obra maestra. En él, la autora se pinta como una mujer singular, cuyo rostro posee una gran fuerza expresiva, acentuada por su mirada analítica, profunda y delicada.
De pie ante un fondo neutro de color rojizo, ofrece al espectador su porte de viuda elegante, no exento de cierta atractiva extravagancia, en el que se funde la sed de orientalismo con el reconocimiento de la tradición del retrato barroco español, concentrado y sintético, del que había bebido en el Museo del Prado.
Una actitud desafiante frente a los convencionalismos sociales de la época en sus respectivos campos. Así, desde la propia MaRo hasta su sobrina Marisa, «el apellido Roësset encarna en España la lucha de género, con sus avances y retrocesos».
Bibliografía :Enciclopedia online del Museo del Prado