1842, Barcelona - 1902, Barcelona
Se formó en el taller de su padre, Josep Masriera y Vidal, en la Llotja y con José Serra y Porson. Estudió en Ginebra, donde se especializó en esmalte y se dedicó también al grabado de piedras finas.
Hacia 1865 se trasladó a París, donde acudió al taller de Cabanel y se dedicó a la copia de los grandes maestros del Museo del Louvre; posteriormente viajó a Roma, ciudad en la que comenzó a realizar lienzos de temática orientalista.
Como escritor y articulista destacó su colaboración en la revista El Recuerdo. Concurrió a las Exposiciones Universales de París de 1867, 1878 y 1889. Obtuvo la segunda medalla en la Nacional de Bellas Artes de 1878 por la obra titulada La esclava, y también exhibió sus obras en la Galería Bosch de Madrid en 1882 y en la Sala Parés de Barcelona en 1889.
Como pintor, se inicia con un naturalismo antiacadémico pero pronto aplicó su realismo minucioso a composiciones alegóricas y anecdóticas, como La esclava, Presentada a la Exposición Nacional de Madrid de 1876 y adquirida por Alfonso XII. Menudeó estas muestras madrileñas y los salones de París. Se convirtió el retratista preferido de las damas de la alta burguesía catalana.
Gran admirador de Fortuny y de Eduardo Rosales. Sus cuadros se caracterizan por la perfección del dibujo, la cuidada composición y un colorido lleno de fuerza y luminosidad, que se manifiesta sobre todo en los tornasolados de las telas. Practicó un preciosismo lleno de fantasía y decorativismo en el que la frescura de color recuerda a la pintura galante de Fragonard o Watteau. En sus estudios, composiciones y retratos se centró preferentemente en las figuras femeninas, representadas en ambientes suntuosamente ornamentados y ataviadas con ricos vestidos, tocados y joyas «a la oriental».