1902-1985
David Olère fue mucho más que un simple artista. Gracias al él, hay pruebas de las atrocidades nazis de los campos de exterminio, ya que documentó con sus dibujos y pinturas esos años que pasó en el infierno. Es quizás el artista más conocido que trató el tema del holocausto en sus numerosas obras.
El joven judío polaco estudió en la Academia de Bellas Artes de Varsovia, y pronto decidió buscar fortuna en Berlín, donde trabajó en la industria del cine. En los años 20, como todo artista, se mudó a París, y siguió su trabajo en el cine, que claramente marcó su trabajo (y vicerversa: en toda película sobre el holocausto vemos los horrores que ilustró y que fue de los pocos que vivió para contarlo).
Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial, Olère combatió, pero al final sería perseguido como todos los judíos que vivían en Francia. en 1943 sería arrestado y enviado a Drancy, a las afueras de París, campo conocido como «la sala de espera de Auschwitz». Dos semanas después, sería enviado en tren al lugar más terrible del planeta.
En Auschwitz, los oficiales de las SS pronto descubrieron su talento artístico. su conocimiento de varios idiomas y las habilidades para el dibujo le permitieron sobrevivir pagando un precio terrible: fue Sonderkommando, es decir, trabajó en el crematorio y a las cámaras de gas, y castigó a su propio pueblo.
En 1945, Auschwitz fue liberado por las fuerzas aliadas y el artista volvió a Francia donde dibujó y pintó las horrorosas escenas grabadas en su memoria, que presenció mientras fue prisionero en los distintos campos de concentración. Estas obras no sólo son de una calidad e intensidad asombrosas, sino que fueron utilizadas como evidencia legal para probar el holocausto.