(Lierre, Bélgica, 1852-1927). Pintor belga. Hijo del poeta del mismo nombre. Se formó en la Academia de Amberes y empezó pintando cuadros de historia, con un tratamiento tan realista que parecía insuflar vida y espíritu a unos personajes muertos siglos atrás, como es el caso de su conocido Carlos V de niño (1879, Koninkijk Museum voor Schone Kunste, Amberes).
Sin embargo, la temática de sus obras se volvió más coetánea cuando se trasladó a París, ciudad en la que logró el éxito entre el público más exigente, que gustaba de la minuciosidad característica de sus retratos. De esta época son sus elegantes figuras femeninas pintadas a la manera de Alfred Stevens y en las que Beers demostraba su destreza para reflejar con toda exactitud las telas y otros complementos; como ejemplo cabe citar el famoso Retrato de Sarah Bernhardt.
De hecho, la obra de Beers levantó mucha polémica entre un sector de la crítica que le acusó de utilizar positivos fotográficos como base para pintar sus obras. Progresivamente su estilo fue perdiendo el interés del público, obligándole a cambiar, una vez más, al final de su carrera, dedicándose en esta última etapa al paisaje y a reflejar sencillas escenas cotidianas, género este último que ya había practicado con anterioridad, como demuestra la pintura que conserva el Museo del Prado, donada por el propio artista en 1880.
Museo del Prado